Después de 10 años, desde el 2004, en que la mortalidad infantil en menores de 1 año,  había descendido, en 2014 sufrió un aumento. El incremento fue pequeño, sin embargo, se reflejó un aumento a 2,9 muertes por cada 1.000 niños que nacen vivos en España. En la actualidad, con un algoritmo que considera algunos signos clínicos, se busca disminuir los fallecimientos que siguen al ingreso en países poco desarrollados.

Después del leve ascenso en 2014, en 2015 bajo nuevamente. Sin embargo, en 2017 la tasa de mortalidad infantil llegó a 3,3 muertes por cada 1000 nacimientos y en 2018 se ubica en 3 muertes por cada 1000 nacimientos en menores de 5 años. Mientras que en la U.E mueren 20.000 niños cada año, menores de 1 año.

Se continúan buscando soluciones para reducir la mortalidad. Las causas más comunes en España son las malformaciones de tipo congénito o problemas cromosómicos de malformaciones. También, debido a presencia de otro tipo de anomalías y sepsis bacteriana y hemorragias.

Se busca reducir la mortalidad infantil

Un estudio reciente llevado a cabo en Barcelona por el Instituto de Salud Global, analiza la implementación de un nuevo modelo, para reducir la mortalidad infantil. Considerando el hecho de que en países más pobres, la mayor tasa de mortalidad en recién nacidos, ocurre después de realizar el alza hospitalaria, se desarrolló un algoritmo.

Debido a la poca disponibilidad de información y datos estadísticos en este tipo de países, se dificulta el conocimiento detallado de las causas de las muertes. Por lo que en consecuencia es mucho más difícil reducir la mortalidad que en España u otros países desarrollados.

El estudio financiado por la Fundación Bancaria Caixa, asegura que los bebés en Mozambique después del mes de nacidos y salir del hospital, tienen un alto riesgo de morir. Asimismo, el estudio contempla desarrollar un algoritmo que está basado en información con signos clínicos sencillos, pero que tienen la posibilidad de disminuir la mortalidad.

El estudio, se realizó en colaboración con el Centro de Investigación en Salud de Manhiça. Para el estudio se unieron dos bases de datos, una es la plataforma donde se dispone de una alerta de vigilancia de enfermedades pediátricas. Contiene información concerniente a más 1,2 millones de visitas recibidas en urgencia del hospital público del distrito rural del sur del país. Donde su población es de 183.000 habitantes.

La otra base de datos, corresponde a un proyecto demográfico que suplementa el déficit de información de un censo  que  actualiza dos veces al año el Centro de Investigación en Salud de Manhiça.

El cruce de información, les permite saber quién visitó el hospital y quien murió  en los siguientes tres meses de dada de alta. Así lo explica el investigador y coordinador del estudio Quique Bassat, de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados.

En este sentido explica Bassat, “documentamos que la mortalidad es más elevada (3,6%) después del ingreso en hospital que durante la estancia (3%). Muchas de estas muertes están relacionadas con la razón que llevó el paciente al centro de salud. Con mejor atención posterior y tratamiento, en algunos casos se podría evitar”. Se constató que el 50% de las muertes ocurrían en el primer mes de haberse dado de alta.

Las variables consideradas en el algoritmo son las típicas de una historia clínica. Tales como edad, peso, estado de nutrición, presencia de diarrea, neumonía, VIH, entre otras. De manera de identificar a los niños, hembras y varones, que sean más vulnerables y con mayores posibilidades de morir.

Ahora, es necesario identificar hasta por lo menos un 80% de los niños en riesgo, llegar a una estrategia que confirme el riesgo a morir y validar el modelo. En este aspecto, dice Bassat, “Se podría plantear, por ejemplo, una visita a domicilio en las 72 horas siguientes al alta para los pacientes más vulnerables”.

La mortalidad es más elevada al salir del centro hospitalario

Bassat, agrega que la mortalidad de los niños mientras están en el hospital es menor que cuando salen del hospital. Por lo que es necesario medir el impacto, “Se trata de estudios complejos y largos y primero hay que conseguir financiación”.

Lo más importante era dar a conocer este grave problema, pues, “nadie se fija en la mortalidad después del alta y es un algo grave. Creo que lo hemos conseguido”.

La mortalidad no se reduce con el ritmo que se espera, de acuerdo a los estudios que se han venido realizando en más de dos décadas.

Las muertes en niños ebería bajar, pero no es así. De hecho, en 2017, murieron 6,3 millones de niños menores de 15 años, por diarrea o neumonía. Dos enfermedades que bien es posible prevenir. Según datos de la Unicef, OMS, División de Población de las Naciones Unidas y el Grupo del Banco Mundial.

Las estadísticas indican que desde el día de hoy al año 2030,  morirán 56 millones de menores de cinco años, de los cuales el 50% serán recién nacidos. Uno de los países donde mueren más bebés durante su primer mes de vida, uno de cada 22 nacidos.

La mortalidad infantil en España a nivel de Malasia, China o Kazajstán

Por otro lado, en la U.E. mueren  20.000 niños cada año, en sus primeros 12 meses de vida y otra cantidad nacen sin vida.

En los países menos desarrollados, de bajos ingresos, entre el 3 y el 13% de los niños  menores de cinco años que salen del hospital, tienen más riesgos de morir poco tiempo después. Sin importar la razón por la cual fueron recluidos.

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